PATRICK SÜSKIND
Jean Baotiste Grenouille nació con muy poca suerte, y en un escenario inmundo. Su infancia pudo haber marcado lo trágico de su existencia, pero en el caso de este pobre individuo, pareciera que todo ya estaba previamente escrito. Grenouille, no obstante, creció con un terrible atributo: hipersensibilidad. La vida se encargaría de perpetuarle la condena al traerlo al mundo con la irónica condición dual de no tener olor propio pero, eso sí, poseer el más increíblemente desarrollado sentido del olfato que jamás se haya visto. Aquel virtuosismo será progresivamente ocupado por Grenouille para catalogar y entender al resto de los hombres, desapegándolo de las cosas materiales, para diseñarle un mundo propio y etéreo. Pero ... la búsqueda de la perfección lo convertirá en un vulgar asesino. El olor virginal de una niña lo seduce. Desde entonces no dejará de matar, buscando apropiarse de la fórmula del más puro perfume.