ANTONIO GALA
Un novelista, Octavio Lerma, bisexual, se retira a una isla para escribir un libro que puede titularse La enfermedad mortal. Todas las personas que lo amaron sucesivamente han muerto. Sobre esa amenaza de su amor mortífero se propone reflexionar con la mayor serenidad posible. Sin embargo, nada más llegar a la isla, se enamora de una mujer fascinante, Aspasia Martel. Y no tarda en caer también enamorado de Leonardo, un hombre bastante más joven, al que trata de seducir contradictoriamente. Ésta es la regla de tres que acaso resuelva los interrogantes de Octavio o acaso le plantee un problema más grave. Porque quien en esa regla multiplica ha de estar dispuesto después a dividir. El novelista escribe, pasado algún tiempo, el relato de su peripecia amorosa en la isla y en otros lugares donde los tres amantes coincidieron. E intercala fragmentos del libro inacabado que entonces escribía. Tales fragmentos informan a los lectores, sobre el erotismo sufriente y complicado del escritor, pero no a éste sobre sí mismo. Quizá porque el corazón no aprende, y porque, aunque lo hiciese, el amor no se repite nunca.