CRISTÓBAL ZARAGOZA
Es una extraordinaria novela de aventuras sobre la vida de un personaje real. Consciente de ello, el autor sacrifica muchas veces la preocupación estilística a la acción. Porque en Manú prevalece el ritmo trepidante de una estructura narrativa dinámica, sagazmente colapsada, que arrastra al lector en el torbellino de la peripecia. Esta peripecia, por vivida, adquiere un especial relieve de humanidad. Si hubiera que situar esta obra del escritor dentro de las clasificaciones al uso de la narrativa, posiblemente encontraríamos su lugar más adecuado en la línea de nuestra picaresca. Manú, el protagonista, convierte en muchos casos el dramatismo en carcajada. Vive a salto de mata como lo hiciera Lázaro o Estebanillo y, como ellos, va desgranando en las páginas de la obra una filosofía muy peculiar extraída de la vida misma. Todo cuanto antecede daría sin embargo una imagen incolora de esta obra, si no añadiéramos que lo que en realidad le confiere el valor trascendental es el intenso amor a la vida y la confianza que tiene el protagonista en sí mismo aun en las situaciones más apuradas.