FERNANDO LALANA
Jaime, cabo de guardia en el cuartel de regulares de Melilla, no puede impedir que uno de sus centinelas, tras inyectarse heroína adulterada, organice un altercado en el barrio árabe de la ciudad, y termine por arrojarse desde el minarete de la mezquita. Una segunda muerte con idéntico origen impulsará al capitán Contreras a sacar del calabozo a Álvaro Cidraque y encargarle la investigación de los hechos. Cidraque descubre un importante tráfico de droga, controlado por algunos de los altos cargos del cuartel.