MIGUEL ÁNGEL MENDO
La familia de Öke ha venido de Finlandia a vivir a España. Su madre es investigadora en la universidad y con las fórmulas no tiene problemas para entenderse. El hermano pequeño habla tan mal como los demás niños de la guardería. Pero para Öke, de diez años, las cosas no son tan fáciles: cuando va al colegio no entiende ni papa. Öke decide comprarse un diccionario finlandés-español y, gracias a su extraordinaria memoria, aprende un montón de palabras sueltas en español. Pero claro, eso producirá un montón de malentendidos porque todo se lo toma al pie de la letra, es decir, para él las palabras tienen un solo significado, el literal. Un día, al volver a casa desde el colegio, Öke es secuestrado junto a una compañera de clase, Marga. Esta es liberada y va a buscar ayuda. El chico, aún en poder de los secuestradores, en una cabaña perdida, halla una cámara frigorífica con muchos frascos: son los genes de la inteligencia y con ellos pretenden manipular genéticamente a las personas. Lo que quieren es que la madre de Öke les diga cuál es cada gen y así poder venderlos al mejor postor. Öke los destruye. La policía detiene a la banda, entre los que estaba el compañero de trabajo de su madre, Roberto. El chico, que ha colaborado en la detención de los rufianes, es devuelto a su casa.