JONATHAN STROUD
Cómo me gustaría no tener que escribir estas líneas! Eso querría decir que estaba de vacaciones, perdido en alguna playa paradisíaca. Pero no, Nathaniel, el niñato testarudo que me pidió hace dos años que robara el amuleto de Samarkanda, vuelve a invocarme. ¿Qué querrá esta vez? Parece ser que tiene algún que otro problema: en Londres, medio barrio de Picadilly ha sido destruido y le han dado 6 semanas para descubrir al culpable. ¡Qué pereza! ¿Por qué me hará trabajar? En fin, no puedo negarme, me ha invocado, pero eso sí, hemos llegado a un pacto: 6 semanas, sólo estaré 6 semanas a su servicio, yo después me piro ...